viernes, 28 de agosto de 2015

RICKI (Ricki and the Flash)


Jonathan Demme pasará a la Historia del Séptimo Arte por ser el realizador del mítico thriller “El silencio de los corderos”, que figura como una de las mejores películas en general y como un revulsivo de dicho género en particular. De ahí que la presencia del cineasta neoyorkino en los puestos de honor de su profesión esté plenamente justificada. Sin embargo, la brecha que se abre entre la calidad de la citada obra maestra y el resto de su filmografía es muy considerable. Es cierto que en cintas como “Philadelphia”, “Melvin y Howard”, “Casada con todos”, “Algo salvaje” e, incluso, “La boda de Rachel”, se encuentran momentos destacables, pero cualquiera de ellas sale perdiendo y queda ensombrecida ante la magnitud del título protagonizado por Jodie Foster y Anthony Hopkins. 
Demme presenta ahora “Ricki”, una nueva incursión en el mundo de la comedia dramática que cuenta con recursos suficientes para proporcionar un buen rato al espectador pero que, en el fondo, pasará desapercibida y a años luz del inquietante film sobre los avatares del doctor Hannibal Lecter y la agente del FBI Clarice Sterling. La consecuencia derivada de llegar a lo más alto es que cualquier posición intermedia provoca una inevitable sensación de descontento. 
El argumento se centra en la figura de una mujer, Ricki, que decide abandonar a su familia en pos de su sueño de convertirse en una famosa y millonaria estrella de rock. Con el transcurso del tiempo, su ex marido la localiza para pedirle que regrese con el fin de rescatar a su hija en común, que atraviesa un duro trance. La cantante, arrepentida, acude a su encuentro para intentar que recupere la alegría, lo que le llevará a su vez a enfrentarse a su propia vida. 
El largometraje es un dechado de buenas intenciones y un desfile de recursos destinados a tocar la fibra sensible del público, si bien de un modo tan evidente que, en ocasiones, resulta algo forzado. Pese a ello, su mejor baza es sin lugar a dudas la presencia de Meryl Streep, extraordinaria actriz que nuevamente logra reinventarse y que acierta de lleno con esta interpretación creíble y certera. Con ella al timón, las escenas reviven y la historia funciona. Su profesionalidad y su brillantez tan sólo admiten elogios. Poco más se puede añadir sobre este icono artístico que, hasta la fecha, ha ganado tres Oscar de diecinueve nominaciones y ocho Globos de Oro de veintinueve candidaturas. 
Pero, al margen de la portentosa creatividad interpretativa de la protagonista y de la notable aportación profesional del resto del elenco, tanto el guion como la filmación presentan varias carencias. La joven escritora Diablo Cody, quien saltó a la fama gracias al fresco y rotundo texto de “Juno”, no alcanza aquí la misma contundencia en los diálogos ni la misma originalidad en las escenas, aunque sí logra encadenar algunas secuencias dignas de mención. Además, el ritmo del metraje resulta un tanto irregular y es muy posible que no conecte plenamente con todos los espectadores, y más en concreto con aquellos que se sientan alejados del universo rockero. 
En todo caso, el resultado final es más que aceptable, aunque no se sitúe entre las mejores obras del director, la guionista ni los intérpretes, entre quienes destacan especialmente Kevin Kline -perdido para la causa cinematográfica desde hace tiempo pero que aquí realiza una notable labor- y la prometedora Mamie Gummer.

Trailer en castellano



Trailer en versión original



Datos del film
Título original: Ricki and the flash.
Dirección: Jonathan Demme.
País: USA. Año: 2015. Género: Comedia dramática.
Reparto: Meryl Streep (Ricki), Kevin Kline (Pete), Sebastian Stan, Mamie Gummer (Julie), Ben Platt (Daniel), Rick Springfield, Charlotte Rae.
Guion: Diablo Cody.


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