viernes, 7 de febrero de 2014

NEBRASKA

El guionista, director y productor Alexander Payne se ha hecho acreedor de una merecida reputación dentro de la industria del cine gracias, sobre todo, a los largometrajes “Election” y “Entre copas” (una de las grandes comedias del presente siglo), que le reportaron un Oscar y dos nominaciones más a la estatuilla de Hollywood. Quienes hayan tenido la ocasión de disfrutar de ambos títulos, habrán podido comprobar el interés que suscitan sus personajes, el ingenio contenido en sus diálogos y el acierto del cineasta tanto para hacer reír como para mover a la reflexión. Se trata de comedias muy divertidas pero con un innegable trasfondo dramático. Con “Los descendientes”, además de ganar otro premio de la Academia, Payne continuó manteniéndose fiel a su forma de entender el Séptimo Arte, caracterizada por el análisis profundo de cada protagonista y por el toque irónico o sarcástico que, a la vez que dibuja una sonrisa en los labios, provoca cierta congoja en el corazón. Sin duda, posee un talento exacerbado para retorcer situaciones normales y sacarles mayor jugo que el resto de sus colegas, y no se le puede negar su gran valentía e independencia. En ese sentido, pocos profesionales serían capaces de llevar adelante un proyecto como “Nebraska”, rodado en blanco y negro, con un anciano como máxima estrella y recreando la América profunda a través de unas curiosas relaciones interpersonales. Va a contracorriente y, como mínimo, se le debe reconocer su honestidad y originalidad. 
La cinta recuerda en cierto modo a otro de sus films, “A propósito de Schmidt”, donde Jack Nicholson daba vida a un jubilado en crisis, y también guarda algunas similitudes con “Una historia verdadera”, la película más atípica de David Lynch, en la que un anciano Richard Farnsworth pretendía recorrer más de quinientos kilómetros al volante de un viejo cortacésped. En este último trabajo, Payne traslada a la gran pantalla la historia de Woody Grant, un hombre muy mayor, alcohólico y con síntomas de demencia, que insiste en afirmar que ha ganado un premio millonario y que está decidido a viajar desde Montana hasta Nebraska para cobrar esa suma de dinero, embarcando en tan disparatada travesía a su, en un principio, descreído hijo. 
Cuenta con notables interpretaciones y destila un aire de autenticidad que le acerca al documental. Ofrece una visión intimista, cómica y trágica a la vez, de una familia del interior de los Estados Unidos. Parece más bien un experimento sociológico de su autor, que se afana en diseccionar a los individuos que coloca delante de su cámara y cuyo peculiar estilo le impulsa a mezclar secuencias divertidas y entretenidas con otras filosóficas de más difícil digestión. En definitiva, hay que saber entender a Payne (nacido también en Nebraska) para disfrutarlo en toda su extensión y reconozco que no es tarea fácil. Seis nominaciones a los Oscar (incluyendo mejor película, actor, director y guión), cinco a los Globos de Oro y tres a los BAFTA dan cuenta de la calidad de este trabajo. 
Cabe resaltar especialmente la labor de Bruce Dern, que a sus setenta y ocho años está cosechando multitud de alabanzas por este papel. Relegado en los últimos años a papeles secundarios, quien fuera hace cuatro décadas el protagonista de “La trama”, de Alfred Hitchcock, firma una actuación memorable y opta por primera vez en su carrera a la estatuilla al mejor actor principal, aunque ya posee una a mejor actor de reparto en 1978 por “El regreso”, de Hal Ashby.

Trailer en castellano

Trailer en versión original

Datos del films
Película: Nebraska.
Dirección: Alexander Payne.
País: USA. Año: 2013. Género: Drama.
Interpretación: Bruce Dern (Woody Grant), Will Forte (David Grant), June Squibb (Kate Grant), Bob Odenkirk (Ross), Stacy Keach (Ed), Mary Louise Wilson (tía Martha), Rance Howard (tío Ray), Tim Driscoll (Bart).
Guion: Bob Nelson.
Producción: Albert Berger y Ron Yerxa.
Fotografía: Phedon Papamichael.
Montaje: Kevin Tent.

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