viernes, 13 de septiembre de 2013

ASALTO AL PODER (White House Down)

Este verano he leído la novela “Karoo”, cuyo autor -Steve Tesich- ganó en 1980 el Oscar al mejor guión por “El relevo”. Se trata de una ácida sátira protagonizada por un guionista de Hollywood egoísta y destructivo. En la propia sinopsis del libro se le define como un individuo que “lo único que hace bien es destrozar el trabajo ajeno: transforma guiones para amoldarlos a la fórmula hollywoodiense, salvarlos de la ruina económica y convertirlos en una ruina artística”. Tengo la impresión de que esta clase de ocupación prolifera en la industria del cine de un tiempo a esta parte. Todas las películas se parecen entre sí, amparadas en la justificación falaz de que “es lo que el público quiere ver” y con la única pretensión de repetir los éxitos de taquilla una y otra vez. Sin embargo, en ocasiones se da la circunstancia de que la semejanza se convierte en una copia prácticamente idéntica. 
Así, el pasado mes de mayo publiqué la crítica de “Objetivo: La Casa Blanca” y podría limitarme a repetirla en “Asalto al poder”, cambiando exclusivamente los nombres de las personas que han intervenido en su realización. De hecho, cuenta lo mismo, de igual manera y repitiendo los errores de aquella: un ataque terrorista sobre la residencia del Presidente de los Estados Unidos, tomando a éste como rehén y con un joven aspirante a formar parte del Servicio Secreto que se enfrenta solo a los enemigos. Hasta tal punto ambos largometrajes son un calco que en los dos se comete el imperdonable defecto (máxime en el cine de acción al que pertenecen) de desperdiciar los primeros treinta minutos de proyección sin entrar a fondo en la historia. 
En esta ocasión el director es Ronald Emmerich, cineasta que basó la campaña de propaganda y publicidad de su cinta “Godzilla” en la frase “El tamaño importa”, perfecto reflejo de su modo de entender este género cinematográfico. Responsable de otros títulos como “Independence Day”, “El día de mañana” y “2012”, se caracteriza por tratar de impresionar a los espectadores por la vía de la nave extraterrestre más grande, la ola gigante más destructiva o el fin del mundo más devastador, en una continua carrera por trasladar a la gran pantalla el mayor espectáculo visual a base de millones y millones de dólares dedicados a efectos especiales en detrimento de un buen guion. Para eso tienen a tipos como el de la novela “Karoo”. 
Algunas de las escenas pueden resultar entretenidas a los incondicionales del género y se aprecia con claridad dónde se han invertido los ciento cincuenta millones del presupuesto. Pero el problema de fondo no se puede arreglar con dinero, ya que reside en la misma penosa reincidencia en las mismas propuestas de siempre de un tema ya agotado. El público se sabe la película de memoria, el principio, el intermedio y el final, y así es muy difícil alcanzar el nivel necesario de tensión y generar el clímax adecuado. Para colmo, el afán de repetir el éxito comercial no les ha salido bien, ya que en Norteamérica apenas han recaudado setenta millones de dólares y ni siquiera a nivel mundial recuperarán la inversión. No obstante, estoy convencido de que los productores tampoco ahora aprenderán la lección y seguirán repitiendo el mismo error en el futuro. 
Obviamente, los actores son incapaces de solventar las deficiencias del film con sus interpretaciones, ni el joven Channing Tatum (conocido por “Querido John” o “Todos los días de mi vida”), ni el versátil y eficaz Jamie Foxx (genial en “Collateral”, “Django desencadenado”, “Dreamgirls” o “Ali”), ni un desaprovechado y casi retirado James Woods (“Las vírgenes suicidas”, “Casino”, “Salvador”). Podrán rescatar al Presidente, pero no la película.

Trailer en castellano:

Trailer en versión original:

Datos del film

Película: Asalto al poder.
Título original: White House down.
Dirección: Roland Emmerich.
País: USA. Año: 2013. Duración: 131 min. Género: Acción.
Interpretación: Channing Tatum (John Cole), Jamie Foxx (presidente James Sawyer), Maggie Gyllenhaal (agente especial Carol Finnerty), Jason Clarke (Emil), James Woods (Martin Walker), Richard Jenkins (Eli Raphelson), Joey King (Emily).
Guion: James Vanderbilt. Producción: Brad Fischer, Laeta Kalogridis, Harald Kloser y James Vanderbilt.
Música: Harald Kloser y Thomas Wander.
Fotografía: Anna J. Foerster.
Montaje: Adam Wolfe.
Dirección artística: Kirk M. Petruccelli.
Vestuario: Lisy Christl.

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