viernes, 26 de abril de 2013

IRON MAN 3


La primera entrega de “Iron Man” me dejó un sabor agridulce. Aunque desde el punto de vista técnico estaba bien realizada y ofrecía algunas escenas de acción meritorias, el desproporcionado ego con el que caricaturizaron al protagonista y sus continuas chulerías disfrazadas sin éxito de ironía me hicieron odioso al personaje. A diferencia de “Spiderman” (por citar otro superhéroe de la factoría Marvel) o de Batman (una muestra de la competencia), el comic se basaba en un tipo sin un ápice de dramatismo, carente de fantasmas y miedos interiores y falto de enjundia para sustentar una buena historia. En consecuencia, el largometraje se centró, además de en los efectos especiales y en la agilidad del ritmo, en potenciar el tono cómico y cínico de la estrella. Iron Man es a los superhéroes como James Bond a los agentes secretos: un cliché demasiado forzado donde el lujo, los coches caros y las chicas despampanantes tratan de cubrir la evidente ausencia de guion. Animada probablemente por el éxito de taquilla de su predecesora, “Iron Man 2” se limitó a repetir la misma fórmula, ahondando aún más si cabe en los defectos de aquélla, y ya me resultó insufrible. 
Así que, yendo a ver esta tercera entrega, me acompañaba una sensación de desánimo generada por las nulas expectativas. Pero, contra todo pronóstico, debo confesar que, en mi opinión, es la mejor de toda la saga. A la trilogía le ha beneficiado claramente el cambio de director. El polifacético Jon Favreau, realizador de las dos anteriores, es un especialista en comedias (basta comprobar los títulos en los que ha participado como actor) y esa circunstancia le pesa mucho cuando se coloca detrás de las cámaras. Personalmente me quedo con sus apariciones puntuales en series como “Friends” y poco más. En esta ocasión, quien lleva la batuta es Shane Black, cuyos inicios fueron como guionista de los cuatro primeros títulos de “Arma letal”, pero que en 2005 dirigió “Kiss Kiss, Bang Bang”. Firmó una cinta entretenida y audaz que no pasó desapercibida dentro de un género (el que mezcla crimen, comedia y acción) en el que suele abundar la mediocridad. 

Aun heredando unos personajes moldeados de antemano, Black logra cambiar de registro y potenciar los puntos fuertes de esta superproducción. La acción, la intensidad de las escenas, los efectos especiales y el montaje son notables. Es cierto que, con un presupuesto de cientos de millones de dólares, lo mínimo es aspirar a una calidad técnica irreprochable que vaya acompañada de las dosis de intensidad y emoción requeridas por los aficionados a este tipo de cine. Pero el gran triunfo es haber sabido dotar de mayor complejidad a Tony Stark, la versión humana del hombre de metal, logrando con ello una calidad superior del conjunto. Obviamente, quienes no se sientan interesados ni atraídos por esta clase de relatos tacharán estas mejoras de superfluas e insuficientes, pero los apasionados de este particular universo disfrutarán y podrán sentirse partícipes de una, al menos en esta ocasión, evolución positiva. 
Los integrantes del reparto repiten en su mayor parte (es el caso de Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow y Don Cheadle), incorporándose además algunos pesos pesados de la profesión (como Ben Kingsley) y otros actores de interesante trayectoria (como Guy Pearce -“L.A. Confidencial”, “Memento”- o Rebecca Hall -“The Town: ciudad de ladrones”-).

Trailer en castellano


Trailer en versión original


Datos del film:
Película: Iron Man 3.
Dirección: Shane Black.
Países: USA y China. Año: 2013. Género: Acción, ciencia-ficción.
Interpretación: Robert Downey Jr. (Tony Stark / Iron Man), Gwyneth Paltrow (Pepper Potts), Don Cheadle (James Rhodes / War Machine), Guy Pearce (Dr. Aldrich Killian), Ben Kingsley (Mandarín), Rebecca Hall (Maya Hansen), James Badge Dale (Eric Savin), Jon Favreau (Happy Hogan), Stephanie Szostak.
Guion: Shane Black y Drew Pearce; basado en los cómics de Jack Kirby, Stan Lee, Don Heck y Larry Lieber.
Producción: Kevin Feige.
Música: Brian Tyler.
Fotografía: John Troll.
Montaje: Jeffrey Ford y Peter S. Elliot.
Diseño de producción: Bill Brzeski.
Vestuario: Louise Frogley.

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