viernes, 27 de mayo de 2011

PIRATAS DEL CARIBE: EN MAREAS MISTERIOSAS (Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides)



En relación a las sagas cinematográficas, resulta relativamente sencillo diferenciar las que continúan porque la historia que narran no está agotada y se puede sacar más jugo a los personajes de las que, pese a que la trama no da para más, se intentan alargar artificialmente con el único objetivo de repetir antiguos éxitos de taquilla como si se aplicase una fórmula matemática. Piratas del Caribe pertenece de forma evidente al segundo grupo. Su primera entrega se consideró una correcta película de aventuras, divertida, ágil y original. La secuela inmediatamente posterior ya evidenció un descenso notable de calidad, pero el recurso de exprimir los aciertos de su predecesora bastaba para que se viese con agrado. La tercera cinta supuso un proyecto en decadencia, ya que pretendía subsistir únicamente contando con el entusiasmo que provocó en el público el film origen del fenómeno. Pero manifestó a las claras que tan sólo se trataba de un modelo de reiteración y falta de imaginación apenas compensadas a base de efectos especiales. Ante semejante panorama, este cuarto título no defrauda en la medida en que nada se espera de él.
El actor Johnny Depp ha pasado de recrear con acierto un personaje tan gracioso como el del pirata Jack Sparrow –no en vano su interpretación le valió una nominación al Oscar al mejor actor- a ofrecer un espectáculo de muecas varias que termina por ser cansino, cuando no ridículo. Pero eso no es sino un ejemplo más de los errores achacables no tanto al protagonista del film como a la ausencia de guión y dirección. El excelente especialista en musicales Rob Marshall, realizador de la genial Chicago o, más recientemente, de Nine, naufraga en su idilio con el género de aventuras ya que se limita a ofrecer un espectáculo visual vacío de contenido, hueco y sin sustancia. En definitiva, trata de aprovechar la mera inercia de un público que, alentado por las pasadas entregas, busca evasión y entretenimiento en una superproducción de estas características. Dicho esto, el éxito de taquilla de toda la saga es innegable. Piratas del Caribe: En mareas misteriosas ha logrado una recaudación mundial de doscientos cincuenta millones de dólares en su primer fin de semana de exhibición, de modo que el objetivo de los productores está de sobra conseguido. La posibilidad tanto de una quinta entrega como del merchandising correspondiente -desde toallas de playa a videojuegos con personajes de la marca LEGO, desde muñecos hasta carteras para ir al colegio- no es descartable. La triste realidad nos coloca ante la expresión máxima de un negocio que, en esta ocasión, empequeñece el aspecto creativo y artístico a los que debería estar asociado.
La actriz española Penélope Cruz acompaña a Depp en sus últimas peripecias pero su papel, por desgracia, comparte el bajo nivel general del largometraje. Puestos a ponernos patrióticos, yo destacaría la participación de la joven francesa de origen barcelonés Astrid Berges-Frisbey. Todo un hallazgo.

viernes, 20 de mayo de 2011

MIDNIGHT IN PARIS



Tan puntual a su cita como el solsticio de verano o las fiestas de Navidad, Woody Allen estrena cada año una película. No hay otro realizador con una rutina semejante a la del neoyorkino. Su producción se mantiene constante y permanente desde hace treinta años, lo que le convierte en uno de los nombres más prolíficos de la historia reciente del séptimo arte. Obviamente, semejante cantidad de títulos no puede mantener un mismo nivel de calidad. Entre tantos largometrajes los hay más o menos brillantes, más o menos divertidos y más o menos originales pero, en cualquier caso, los trabajos del peor Allen suelen resultar siempre más interesantes que la media habitual de las comedias norteamericanas. Es el cineasta que atesora más nominaciones a los Oscar –veintiuna-, la mayoría de ellas como guionista pero también como actor y director, contradiciendo esa idea tan generalizada como errónea de que en Europa se aplaude su talento pero no logra ser profeta en su tierra. No obstante, no se puede negar que en los últimos tiempos su vinculación con el Viejo Continente es cada vez más estrecha. Es aquí donde rueda y donde estrena en primer lugar, relegando al mercado estadounidense a un segundo plano.
Con Midnight in Paris vuelve a retomar sus temas más clásicos con el mismo estilo que le hizo famoso, basándose en diálogos, personajes y situaciones cómicas para terminar profundizando sobre cuestiones más serias. Sus señas de identidad se reconocen plenamente a lo largo de todo el metraje, desde los propios títulos de crédito en blanco y negro y con el tipo de letra que utiliza desde hace décadas, hasta la música, la fotografía, el modelo narrativo y, sobre todo, un sentido del humor irónico, cuando no cínico, que acompaña a su nostalgia y a sus miedos. Un crítico, durante la presentación del film en el Festival de Cannes, ha calificado la cinta como “una entusiasta loa al pesimismo”, en mi opinión una correcta descripción del universo de este genial y polifacético artista. Sin embargo, su última escena rebosa optimismo y es una de las más celebradas que he visto en los últimos años. Supone sin duda su mejor trabajo desde Match Point y, teniendo en cuenta que ésta no era una comedia, me aventuro a afirmar que, en ese género, no ha firmado nada superior desde Poderosa Afrodita. Contemplada en su conjunto, Midnight in Paris es muy recomendable para los aficionados al cine de Allen y, en general, para quienes ansían disfrutar de comedias inteligentes, pese a que el estilo que emplea cuando el protagonista vive en la época actual difiera del que utiliza cuando viaja al pasado.
Como tiene por costumbre, cuenta con un envidiable elenco de actores encabezado por los excelentes Marion Cotillard, Adrien Brody y Katy Bates, ganadores todos ellos de estatuillas a mejores intérpretes principales. Completan el reparto de forma muy acertada Michael Sheen (La reina, El desafío: Frost contra Nixon), Rachel McAdams (El diario de Noa, La sombra del poder) e, incluso, Carla Bruni, en una aparición más mediática. Pero el verdadero protagonista de esta historia es Owen Wilson, un actor hasta la fecha anclado en un humor más simplón pero que interpreta a la perfección al propio Allen, que lleva varios años alejado de las tablas. Porque no se puede ignorar que el personaje principal es, en realidad, Woody Allen.

domingo, 15 de mayo de 2011

FESTIVAL DE CANNES 2011



Durante estos días Cannes celebra su Festival de Cine anual que, en esta ocasión, tiene a la egipcia como cinematografía invitada. Entre la cinta inaugural - Midnight in Paris de Woody Allen - y la que clausurará el certamen - Les Bien-aimés de Christophe Honoré- la hermosa ciudad francesa exhibirá todo su encanto. Las películas que se exhibirán son las siguientes:

SECCIÓN OFICIAL A COMPETICIÓN:

- BIR ZAMANLAR ANADOLU'DA (ONCE UPON A TIME IN ANATOLIA) Dirigida por Nuri Bilge CEYLAN
- DRIVE Dirigida por Nicolas WINDING REFN
- HABEMUS PAPAM Dirigida por Nanni MORETTI
- HANEZU NO TSUKI (HANEZU) Dirigida por Naomi KAWASE
- HEARAT SHULAYIM (Footnote) Dirigida por Joseph CEDAR
- ICHIMEI (HARA-KIRI: DEATH OF A SAMURAI) Dirigida por Takashi MIIKE
- L'APOLLONIDE - SOUVENIRS DE LA MAISON CLOSE (HOUSE OF TOLERANCE) Dirigida por Bertrand BONELLO
- LA PIEL QUE HABITO (THE SKIN I LIVE IN) Dirigida por Pedro ALMODÓVAR
- LA SOURCE DES FEMMES (THE SOURCE) Dirigida por Radu MIHAILEANU
- LE GAMIN AU VÉLO (THE KID WITH A BIKE) Dirigida por Jean-Pierre et Luc DARDENNE
- LE HAVRE Dirigida por Aki KAURISMÄKI
- MELANCHOLIA Dirigida por Lars VON TRIER
- MICHAEL Dirigida por Markus SCHLEINZER
- PATER Dirigida por Alain CAVALIER
- POLISSE (POLISS) Dirigida por MAÏWENN
- SLEEPING BEAUTY Dirigida por Julia LEIGH
- THE ARTIST Dirigida por Michel HAZANAVICIUS
- THE TREE OF LIFE Dirigida por Terrence MALICK
- THIS MUST BE THE PLACE Dirigida por Paolo SORRENTINO
- WE NEED TO TALK ABOUT KEVIN Dirigida por Lynne RAMSAY

SECCIÓN FUERA DE COMPETICIÓN:

- BOLLYWOOD-THE GREATEST LOVE STORY EVER TOLD Dirigida por Rakeysh OMPRAKASH MEHRA, Jeff ZIMBALIST
- DIAS DE GRACIA (DAYS OF GRACE) Dirigida por Everardo GOUT
- LA CONQUÊTE (THE CONQUEST) Dirigida por Xavier DURRINGER
- LES BIEN-AIMES (BELOVED) Dirigida por Christophe HONORÉ
- MIDNIGHT IN PARIS Dirigida por Woody ALLEN
- PIRATES OF THE CARIBBEAN: ON STRANGER TIDES Dirigida por Rob MARSHALL
- THE BEAVER Dirigida por Jodie FOSTER
- WU XIA Dirigida por Peter Ho-Sun CHAN
Los galardonados son:

Palme d'Or:
THE TREE OF LIFE dirigida por Terrence MALICK

Grand Prix Ex-aequo
BIR ZAMANLAR ANADOLU’DA dirigida por Nuri Bilge CEYLAN
LE GAMIN AU VÉLO dirigida por Jean-Pierre y Luc DARDENNE

Premio a la mejor dirección
Nicolas WINDING REFN por DRIVE

Premio del Jurado
POLISSE dirigida por MAÏWENN

Premio a la interpretación masculina
Jean DUJARDIN en THE ARTIST dirigida por Michel HAZANAVICIUS

Premio a la interpretación femenina
Kirsten DUNST en MELANCHOLIA dirigida por Lars von TRIER

Premio al mejor guión
Joseph CEDAR por HEARAT SHULAYIM


viernes, 13 de mayo de 2011

NO TENGAS MIEDO



El realizador navarro Montxo Armendáriz es un enamorado de las historias que se construyen sobre personajes reales. Los títulos que mejor le definen son los que forman su trilogía no oficial iniciada hace más de veinte años con Tasio, continuada en 1997 con Secretos del corazón (cinta nominada al Oscar al mejor film de habla no inglesa al año siguiente, cuando recibió asimismo el Premio Nacional de Cinematografía) y finalizada con Obaba, su último largometraje hasta la fecha. En definitiva, relatos construidos sobre universos interiores que se desarrollan en localidades y escenarios convertidos en añadidos personajes de sus tramas. Se da la extraña circunstancia de que ha este director ha recibido sus principales galardones merced a dos trabajos escasamente representativos del conjunto de su obra -un Goya por el guión original de Las cartas de Alou y otro más por el guión adaptado de Historias del Kronen-. De hecho, esta última cinta, al tratarse de un encargo, desentona en cuanto al espíritu que impregna el resto de su filmografía.
Con No tengas miedo, Armendáriz se adentra en el espinoso e incómodo tema de los abusos sexuales a menores, un asunto lo suficientemente complejo como para, con otro profesional tras la cámara, convertirse en un largometraje a caballo entre lo obsceno y lo escabroso. Sin embargo, su sensibilidad da como resultado una película que, aunque dura y dramática, no cae en ningún momento en la reiteración con la única finalidad de manipular al espectador a base de escenas de sexo y violencia, lo que es muy digno de alabar. Dicho esto, lo que el cineasta no ha conseguido evitar es un toque deprimente y una lentitud del ritmo narrativo que, en cierta medida, lastran el film. Personalmente considero que la idea de intercalar testimonios aleccionadores de diferentes víctimas de este delito durante el transcurso de la proyección no es acertada porque se intenta atrapar al espectador por la vía del documental más que por la puramente cinematográfica. La excesiva sobriedad del autor no termina de otorgar a su último proyecto la brillantez que, tras cinco años de inactividad, cabría esperar. Uno no se arrepiente de haberlo visto pero tampoco se apena si no vuelve a verlo nunca más.
Su protagonista principal es la joven Michelle Jenner, una actriz de doblaje que saltó a la fama gracias a su participación en la popular serie de televisión Los hombres de Paco. Con su primer papel importante para la gran pantalla logra completar una actuación muy correcta que invita a pensar en un esperanzador futuro profesional. Le acompañan asumiendo el papel de sus padres los veteranos Lluis Homar, de máxima actualidad por sus intervenciones a las órdenes de Pedro Almodóvar en Los abrazos rotos y La mala educación y Belén Rueda, en los últimos tiempos la musa del cine de terror patrio gracias a El orfanato y Los ojos de Julia.

martes, 10 de mayo de 2011

AGUA PARA ELEFANTES (Water for Elephants)



El realizador de origen austriaco Francis Lawrence había construido hasta ahora su carrera profesional en torno a la música y al cine de acción. Responsable de algunos videoclips de artistas como Jennifer López, Green Day o Britney Spears, había dirigido para la gran pantalla la cinta Constantine, una mezcla de género fantástico, drama y acción protagonizada por Keanu Reeves y Rachel Weisz y Soy leyenda, su película más taquillera hasta la fecha y en la que contaba con Will Smith al frente del reparto. Por ello, sorprende sobremanera que hayan elegido a este joven cineasta para trasladar al cine Agua para elefantes, drama romántico con aspiraciones de convertirse en un emotivo relato épico cargado de sensibilidad. Aparentemente, Lawrence no daba el perfil adecuado, por más que el proyecto contase con la participación de Richard LaGravenese -guionista de El rey pescador, Los puentes de Madison o El hombre que susurraba a los caballos- para encargarse de la adaptación de la exitosa novela del mismo nombre.
Cuenta la historia de un estudiante de veterinaria al que una tragedia de tipo personal le aboca a convertirse en cuidador de animales de un circo, donde termina enamorándose de la joven esposa del propietario del negocio. Tanto la temática como la realización ponen de manifiesto unas elevadas expectativas que no han terminado de culminar con éxito. A pesar de su correcta ambientación, la narración resulta un tanto aburrida y también peca de cierta simpleza en la dirección, lo que lastra el resultado final en lo que ritmo se refiere. Promete un romanticismo que a la postre termina por defraudar y, al ser esa su principal baza, tan sólo resta acogerse a una corrección formal y ambiental que, siendo buena, no es suficiente para sostener todo un largometraje. Llama la atención que la propia banda sonora de James Newton Howard aporte más sentimiento al conjunto que cualquiera de las escenas que comparten sus protagonistas. En resumen, el atractivo de la pareja sentimental unido a los aspectos formales del film son las únicas bazas para sostener un título al que se le presuponían más argumentos para enganchar al espectador.
El equipo artístico está encabezado por Reese Witherspoon, ganadora de un Oscar a la mejor actriz principal por su papel en En la cuerda floja y que debutó de la mano del maestro Robert Mulligan siendo apenas una niña en la deliciosa Verano en Louisiana, donde manifestaba una calidad interpretativa que a posteriori muestra con cuentagotas. Está acompañada por Christoph Waltz, quien también posee una estatuilla al mejor actor secundario por su interpretación en Malditos bastardos de Quentin Tarantino y por un Robert Pattinson que, si bien hasta ahora se había movido con soltura en las diferentes entregas de la saga Crespúsculo, refleja más de una carencia cuando asume proyectos ambiciosos de mayor complejidad.

viernes, 6 de mayo de 2011

THOR



El polifacético Kenneth Branagh es un buen ejemplo de profesional del séptimo arte que, debido al brillante inicio de su carrera, recibió muy merecidamente el calificativo de joven promesa. Sin embargo, en el caso concreto del británico, esa deferencia en el trato cuando, después de veinte años de trabajo se echa la vista atrás, tendría que ser revisada de una vez. Repasando el conjunto de su carrera y, sobre todo, sus últimos trabajos para la pantalla grande, se debería concluir que no ha terminado de aflorar todo aquel talento que se le presumía en sus orígenes. No cabe duda que su estreno detrás de las cámaras con Enrique V fue sumamente destacado, hasta el punto de conseguir la nominación al Oscar al mejor director, un reconocimiento inusual para un debutante. El film Los amigos de Peter, a pesar de la ausencia de galardones, sí gustó mucho y se convirtió en una película de culto para buena parte de una generación.
Pero, posteriormente, Branagh sufrió cierto estancamiento que le impidió proseguir tan ascendente dinámica. Su indiscutible especialidad de traducir a imágenes las obras de William Shakespeare no trascendía de una mera corrección formal. Desde 1996, año en el que presentó su particular visión de Hamlet, no solo no ha podido escalar peldaños sino que ha comenzado a trazar una línea claramente descendente. Trabajos de amor perdidos decepcionó. Los largometrajes Como gustéis y La flauta mágica, ambos de 2006, pasaron sin pena ni gloria por las salas de proyección y en muchos países ni siquiera se estrenaron. A los doce meses, su siguiente proyecto fue un remake fallido de La huella, magnífica cinta dirigida por Joseph L. Mankiewicz en 1972 que, como tantos otros títulos, no requería revisión alguna. Como era de esperar, la copia no superó al original y las voces que hablaban de decadencia al referirse al norirlandés empezaban a sonar con fuerza.
Ahora cambia de registro para introducirse de lleno en el espectáculo visual contenido en los géneros de ciencia ficción y de acción de la mano de un popular superhéroe de la Marvel. Thor es una superproducción de más de ciento cincuenta millones de dólares en la que priman los efectos especiales y que sirve de vehículo al realizador para abordar un experimento que en nada se parece a lo que ha rodado hasta la fecha y que carece de cualquiera de sus reconocibles señas de identidad. De una corrección formal impecable, el reparto está integrado por un universo de estrellas que, por sí solas, invitan a presenciar esta enésima adaptación de personajes dotados de superpoderes. Pero lo cierto es que su objetivo se reduce a apabullar visualmente a los espectadores con el ánimo de que comprueben dónde ha ido a parar hasta el último dólar invertido en la realización. Recuerda en cierto modo a Ironman, aunque sin las licencias cómicas que se permitía Robert Downey Jr. y con ciertas ínfulas de trascendencia. Lejos, y muy por delante, quedan las adaptaciones de Sam Raimi de la trilogía de Spiderman o las de Batman de Christopher Nolan. Sé que me arriesgo pero apuesto a que no hay nada de la esencia de Kenneth Branagh en Thor. Y eso se nota.