domingo, 21 de febrero de 2010

INVICTUS

Clint Eastwood se está convirtiendo en uno de los directores más prolíficos de la industria del cine norteamericana. En los últimos años supera incluso la media de una película al año que se ha marcado Woody Allen. Así en los años 2006 y 2008 rodó dos películas (Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima en el primer caso y El intercambio y Gran Torino en el segundo). En estos mismos momentos, y con casi ochenta años que cumplirá el próximo mes de marzo ha comenzado a rodar la que será su próxima película, un thriller que lleva por título provisional Hereafter, con Matt Damon de protagonista. Obviamente, con semejante ritmo de trabajo es imposible mantener el mismo nivel siempre pero, pese a que podemos encontrar cintas de calidad más que discutible, lo importante es que en las últimas dos décadas Eastwood nos ha regalado auténticas obras maestras y algunas obras muy buenas de obligada visión. Sin perdón, Mystic river o Million dollar baby son buena muestra de un talento innato tras la cámara. Ha ganado cuatro Oscar de un total de un total de diez nominaciones, además del premio Irving G. Thalberg que concede igualmente la Academia de cine de Hollywood. Cuando nos ofrece su mejor versión, Eastwood es capaz de hacer un cine intenso, desgarrador, con personajes bien definidos e interesantes. En algunos casos como en el Sin perdón logró revitalizar un género que había estado aletargado durante décadas.
Ahora nos presenta una película basada en la obra literaria del escritos y periodista británico, afincado en España, John Carlin, cuyo título en español es El factor humano, que se basa en una historia real ocurrida Sudáfrica tras la llegada al poder de Nelson Mandela y referida a la utilización del evento deportivo de la celebración de la copa del mundo de rugby como elemento para lograr la unión de un estado muy dividido por cuestiones raciales. Sudáfrica no contaba con un equipo ganador y, pese a todo, logró ser campeón del mundo ganando en la final a Nueva Zelanda.
Estamos ante una película conmovedora. Cuenta una de esas tramas que ayudan a reconciliarse con la humanidad. Es un film claramente descriptivo y, en ese sentido, correcto. Ahora bien, no estamos ante una cinta intensa como los grandes títulos de este californiano, no se recrean personajes atormentados ni hay diálogos muy brillantes. Es un largometraje bonito de ver pero sin una gran calidad desde el punto de vista cinematográfico. Entre los actores destacan dos actores de primer nivel. Morgan Freeman, colaborador habitual del cine de Eastwood (ganó el Oscar precisamente por Millian dollar baby) ha participado en muchas películas emblemáticas como Paseando a Miss Daisy, Cadena perpetua o Seven. Es un actor que imprime carácter y presencia a sus personajes. Por su parte Matt Damon se está convirtiendo en el mejor actor de su generación. Además de protagonizar la mejor saga de cine de acción dando vida al agente Jason Bourne, tiene interpretaciones muy destacadas en largometrajes de gran calidad como Syriana, El buen pastor o Infiltrados. Ambos actores recibieron sendas nominaciones a los Globos de Oro por este trabajo, como también fueron agraciados con nominaciones a los Oscar que se entregarán el próximo siete de marzo.

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