jueves, 25 de febrero de 2010

SHUTTER ISLAND

Una joven generación de cineastas norteamericanos se dio a conocer en los años setenta, marcando con su evolución posterior la historia del cine contemporáneo. Y, aunque los realizadores que integran ese magistral grupo son muchos y diversos, son tres sus representantes principales: Francis Ford Coppola, Steven Spielberg y Martin Scorsese. Todos ellos cuentan con obras maestras entre sus producciones, poseen un currículum envidiable y resulta indispensable haber visionado (en ocasiones varias veces) buena parte de sus obras para conocer y entender la grandeza del séptimo arte. Sin embargo, no todos encaran esta segunda década del siglo XXI con idéntica capacidad creativa. Aquellos jóvenes profesionales de otro tiempo pasan o, como mínimo, rondan las setenta primaveras. Coppola rodó su último trabajo importante hace más de quince años y parece haber abandonado la industria cinematográfica, al menos a través de los cauces de distribución que en su momento le reportaron popularidad y éxito, puesto que sus proyectos más recientes no han podido prácticamente comercializarse. Desde el estreno de la interesantísima Munich de Spielberg ha transcurrido un lustro. Pero, en clara contraposición, la vitalidad de Scorsese no merma en absoluto. Hace apenas tres años recogía el Oscar al mejor director por Infiltrados, que también obtenía la estatuilla a la mejor película. Apenas dos años atrás había estrenado otro film sobresaliente, El aviador. Abordando géneros tan dispares como el drama romántico de época en La edad de la inocencia, el cine negro en Uno de los nuestros o el thriller psicológico en su nueva apuesta Shutter Island, en cada década se puede encontrar alguno de sus largometrajes entre lo más destacado de la misma. Por encima de todo, sorprende que su ritmo de trabajo no decaiga en absoluto. De hecho, tiene en cartera para los próximos meses tres títulos, dos biografías - Frank Sinatra y Theodore Roosevelt- y la cinta de misterio The Invention of Hugo Cabret.
Shutter Island, sin ser uno de sus mejores trabajos, demuestra que su responsable se mantiene en plena forma y no ha perdido un ápice de calidad, como se constata en lo impecable de su realización. Asimismo, tanto la fotografía como el montaje y la dirección artística corren a cargo de especialistas de primera fila que colaboran habitualmente con el neoyorkino. Thriller con notables tintes psicológicos, se puede comparar acertadamente con El resplandor de Stanley Kubrick. Si a lo anterior se añade que uno de sus productores participó en la magnífica Zodiac y que el propio Scorsese ha manifestado que pensaba en El gabinete del Dr. Caligari mientras preparaba este rodaje, las pistas sobre lo que vamos a ver parecen bastante evidentes. La trama está bien construida y narrada, mantiene un considerable nivel de tensión durante sus ciento cuarenta minutos de proyección y el sugerente final abierto queda en manos del espectador. En definitiva, se trata de una buena película que agradará especialmente a los aficionados al suspense sin concesiones.
Una prueba más de la importancia de esta producción reside en su reparto. El protagonista, Leonardo DiCaprio, actor fetiche de Scorsese, ha demostrado su talento en Atrápame si puedes, la citada El aviador, Diamante de sangre, Red de mentiras o Infiltrados. El elenco de secundarios es también impecable, desde Mark Ruffalo – Zodiac, Mi vida sin mí- a Ben Kingsley (que vuelve a impartir otra lección magistral tras las de Ghandi y Casa de arena y niebla), pasando por Michelle Williams - Brokeback Mountain- y Max Von Sidow (exprimiendo todavía con éxito la apariencia terrorífica que utilizó en El exorcista).

domingo, 21 de febrero de 2010

INVICTUS

Clint Eastwood se está convirtiendo en uno de los directores más prolíficos de la industria del cine norteamericana. En los últimos años supera incluso la media de una película al año que se ha marcado Woody Allen. Así en los años 2006 y 2008 rodó dos películas (Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima en el primer caso y El intercambio y Gran Torino en el segundo). En estos mismos momentos, y con casi ochenta años que cumplirá el próximo mes de marzo ha comenzado a rodar la que será su próxima película, un thriller que lleva por título provisional Hereafter, con Matt Damon de protagonista. Obviamente, con semejante ritmo de trabajo es imposible mantener el mismo nivel siempre pero, pese a que podemos encontrar cintas de calidad más que discutible, lo importante es que en las últimas dos décadas Eastwood nos ha regalado auténticas obras maestras y algunas obras muy buenas de obligada visión. Sin perdón, Mystic river o Million dollar baby son buena muestra de un talento innato tras la cámara. Ha ganado cuatro Oscar de un total de un total de diez nominaciones, además del premio Irving G. Thalberg que concede igualmente la Academia de cine de Hollywood. Cuando nos ofrece su mejor versión, Eastwood es capaz de hacer un cine intenso, desgarrador, con personajes bien definidos e interesantes. En algunos casos como en el Sin perdón logró revitalizar un género que había estado aletargado durante décadas.
Ahora nos presenta una película basada en la obra literaria del escritos y periodista británico, afincado en España, John Carlin, cuyo título en español es El factor humano, que se basa en una historia real ocurrida Sudáfrica tras la llegada al poder de Nelson Mandela y referida a la utilización del evento deportivo de la celebración de la copa del mundo de rugby como elemento para lograr la unión de un estado muy dividido por cuestiones raciales. Sudáfrica no contaba con un equipo ganador y, pese a todo, logró ser campeón del mundo ganando en la final a Nueva Zelanda.
Estamos ante una película conmovedora. Cuenta una de esas tramas que ayudan a reconciliarse con la humanidad. Es un film claramente descriptivo y, en ese sentido, correcto. Ahora bien, no estamos ante una cinta intensa como los grandes títulos de este californiano, no se recrean personajes atormentados ni hay diálogos muy brillantes. Es un largometraje bonito de ver pero sin una gran calidad desde el punto de vista cinematográfico. Entre los actores destacan dos actores de primer nivel. Morgan Freeman, colaborador habitual del cine de Eastwood (ganó el Oscar precisamente por Millian dollar baby) ha participado en muchas películas emblemáticas como Paseando a Miss Daisy, Cadena perpetua o Seven. Es un actor que imprime carácter y presencia a sus personajes. Por su parte Matt Damon se está convirtiendo en el mejor actor de su generación. Además de protagonizar la mejor saga de cine de acción dando vida al agente Jason Bourne, tiene interpretaciones muy destacadas en largometrajes de gran calidad como Syriana, El buen pastor o Infiltrados. Ambos actores recibieron sendas nominaciones a los Globos de Oro por este trabajo, como también fueron agraciados con nominaciones a los Oscar que se entregarán el próximo siete de marzo.

martes, 16 de febrero de 2010

EN TIERRA HOSTIL

En ocasiones, al contemplar la obra de un artista, percibes que alberga en su interior un talento que no termina de aflorar, bien por no hallar el vehículo más adecuado, bien por no culminar con brillantez el proyecto que tiene entre manos. La directora californiana Kathryn Bigelow, anclada durante años a la sombra del que fuera su marido (el también realizador James Cameron) encaja en la última opción. Relegada a rodar mediocres cintas de acción, demostró cierto nivel en el manejo del ritmo en Le llaman Bodhi y, sobre todo, apuntó maneras en el que, hasta la fecha, constituye su mejor trabajo, Días extraños. Además de saber narrar con gran soltura, logró alejar al excelente actor Ralph Fiennes de sus habituales personajes de hombre sufrido y atormentado que borda magistralmente para convertirlo en un traficante de sensaciones virtuales colgado por completo de una alocada Juliette Lewis. La actriz abandonó prácticamente el cine después de este rodaje y no ha vuelto a interpretar ningún papel digno de mención, centrando sus aspiraciones artísticas en una exitosa carrera musical como líder del grupo The Licks. Hasta ese momento, Bigelow parecía una directora cualificada pero incapaz de demostrar toda su valía.
Por fin lo ha conseguido con En tierra hostil, donde ofrece pruebas patentes de su condición de realizadora sobresaliente que domina las imágenes, el ritmo y la tensión narrativa de forma incontestable. Por lo tanto, es obligado reconocerle, junto a sus méritos estrictamente cinematográficos, el hándicap de haberlo logrado sorteando innumerables dificultades. La película se rodó en 2008 pero hubo que esperar un año para iniciar su carrera comercial aunque, a posteriori, la crítica se haya rendido a sus pies. La National Society of Films Critics y las Asociaciones de Críticos de Austin, Chicago, San Francisco, Nueva York, Los Ángeles y Boston han elegido a cinta y realizadora como las mejores del año y acaba de recibir nada menos que nueve nominaciones a los Oscar de Hollywood.
Claro exponente del género bélico, cuenta la historia de un comando de desactivación de explosivos que desempeña su labor en Irak y cuyo jefe fallece, siendo sustituido por otro militar que, en principio, no encaja entre sus compañeros por culpa de una conducta arriesgada marcada por la arrogancia. Aunque los largometrajes sobre guerras no se encuentran entre mis preferencias debido a su inclinación al tedio y a la monotonía (a pesar de sus dramas humanos o de la emoción de algún combate) existen algunas excepciones en las que la precisión narrativa, la calidad de las imágenes y el ritmo del metraje les convierten en experiencias muy recomendables, no sólo desde el punto de vista cinematográfico sino también del de la didáctica del horror. Ocurrió con la excelente Black Hawk derribado y ha sucedido de nuevo con En tierra hostil. Su estreno en España ha sido muy discreto y, de hecho, en Tenerife se proyectó exclusivamente en una sala de los Multicines Yelmo de La Orotava.
Los actores que conforman el reparto apenas son conocidos. Sobresalen en papeles secundarios el ya citado Ralph Fiennes (El paciente inglés, El jardinero fiel, El lector) y Guy Pearce (L.A. Confidential, Memento) aunque es Jeremy Renner, a quien pudimos ver en el film del tinerfeño Juan Carlos Fresnadillo 28 semanas después, quien opta a la estatuilla dorada en la categoría de mejor actor principal.

viernes, 5 de febrero de 2010

NINE

Existen determinadas películas que sobresalen de las demás debido al elenco de profesionales de primer nivel que participan en ellas. Tal concentración de talento invita de inmediato a contemplar el proyecto con la esperanza de disfrutar de un resultado de primera fila. Con Rob Marshall -responsable de Chicago (el mejor musical de las últimas décadas) y uno de los grandes especialistas de este género cinematográfico- en la dirección, Michael Tolkin –nominado al Oscar por su guión de El juego de Hollywood- y Anthony Minguella -uno de los mejores cineastas de los últimos tiempos gracias a títulos emblemáticos como El paciente inglés, El talento de Mr. Ripley o Cold Mountain- a cargo del guión y los hermanos Harvey y Bob Weinstein en labores de producción –a ellos se deben, entre otras, El lector, Pulp Fiction o El aviador) la calidad está garantizada. Si detrás hay un reparto compuesto por el irlandés Daniel Day-Lewis –dos veces ganador de la estatuilla de Hollywood por Mi pie izquierdo y Pozos de ambición-, la británica Judi Dench –seis nominaciones y finalmente ganadora por Shakespeare in love, la francesa Marion Cotillard –Oscar por La vida en rosa-, la española Penélope Cruz –que consiguió el suyo por su papel secundario en Vicky, Cristina, Barcelona-, la australiana Nicole Kidman –también tiene una estatuilla dorada por Las horas-, la leyenda italiana Sophia Loren y las estadounidenses Kate Hudson y Fergie (vocalista del grupo “Black Eyed Peas”) los argumentos para pasar por taquilla se acumulan.
No obstante, los musicales cuentan con un público muy determinado, amante sin concesiones tanto de canciones como de coreografías dignas de oír y ver como elementos conductores básicos de la trama que narran. En este sentido, es evidente que no entusiasmará a quienes rechazan dicha fórmula. Por el contrario, la Asociación de la Prensa Extranjera de Los Ángeles, encargada de la selección y posterior entrega de los Globos de Oro, otorgó a esta producción las nominaciones a la mejor película en la categoría de comedia o musical, al mejor actor (Day-Lewis), a la mejor actriz (Cotillard), a la mejor actriz secundaria (Cruz) y a la mejor canción (Cinema italiano). La idea original nace de la cinta 8 ½ rodada por el director italiano Federico Fellini en 1963 y con Marcello Mastroianni y Claudia Cardinale como protagonistas. Obtuvo el Oscar al mejor film de habla no inglesa y el de mejor vestuario (Piero Gherardi), además de optar a los premios al mejor director y al mejor guión. Años después, se reconvirtió en obra de teatro para estrenarse primero en Londres en 1992 con el excelente Jonathan Pryce como cabeza de cartel y, ya en 2003, en Nueva York y con un polifacético Antonio Banderas –se hizo acreedor de un Tony por su actuación- al frente del reparto.
Nine es, en conjunto, inferior a Chicago, porque ni las escasas coreografías ni el ritmo alcanzado están a la altura de su predecesora pero es una buena película. Ahora bien, tanto la fotografía como la dirección artística son de lo mejor del año e, interpretativamente, es más que destacable. Los aficionados a este género típicamente norteamericano no saldrán defraudados, sobre todo si se tiene en cuenta la ausencia de musicales en los tiempos que corren. El pasado martes se dieron a conocer las nominaciones de la próxima edición de los premios de la Academia de Hollywood que se entregarán el día 7 de marzo. Esta vez, y como ya ocurriese en las entregas iniciales de estos galardones, no son cinco sino diez los largometrajes que aspiran ser considerados los mejores de 2009. Nine ha obtenido las candidaturas a mejor actriz secundaria (Penélope Cruz), dirección artística, vestuario y canción.