miércoles, 30 de diciembre de 2009

NO ES TAN FÁCIL

La guionista, realizadora y productora estadounidense Nancy Meyers ha dedicado la práctica totalidad de su carrera profesional a la comedia. El guión de La recluta Benjamín constituyó, en el año 1980, su debut cinematográfico, logrando con este trabajo su, hasta el momento, única nominación al Oscar en la categoría de mejor guión original. El film obtuvo además otras dos candidaturas a mejor actriz principal -Goldie Hawn- y mejor actriz secundaria -Eileen Brennan-. Su éxito fue de tal magnitud que se reconvirtió en serie de televisión y colocó a la cineasta de Pennsylvania en una cómoda posición dentro de la industria de Hollywood. Con el paso del tiempo sus guiones mostraron una pérdida de brillantez y frescura que quedó patente en cintas tan prescindibles como Jumpin´Jack Flash, protagonizada por Whoopi Goldberg o el último remake de El padre de la novia y su consiguiente secuela, en ambos casos con el popular cómico Steve Martin al frente del reparto. El salto de Meyers a la dirección, sin perder nunca de vista su género de referencia, dio como resultado el rodaje de una lista de largometrajes como la nueva versión de Tú a Londres y yo a California, con Lindsay Lohan, En qué piensan las mujeres, con Mel Gibson o Cuando menos te lo esperas, con la pareja formada por Jack Nicholson y Diane Keaton. Más afortunada resultó su incursión en la romántica Vacaciones, cuyo trío estelar lo componían Jude Law, Cameron Díaz y Kate Winslet.
Ahora presenta su proyecto más reciente, No es tan fácil, insistiendo en la misma fórmula ya utilizada en el resto de su filmografía y que es indicativa de una cierta mediocridad de la actual comedia norteamericana. Quedan muy lejos aquellos días en los que Frank Capra, George Cukor, Billy Wilder o Woody Allen eran los reyes de un género que, hoy por hoy, mantiene parte de la dignidad gracias al cine de animación (muy particularmente el producido en la factoría Pixar) y a determinadas genialidades de realizadores como Alexander Payne. A pesar de todo, en la reciente proclamación de candidaturas a los Globos de Oro, No es tan fácil se ha hecho acreedora de tres nominaciones, en concreto a mejor film de comedia, a mejor actriz -Meryl Streep- y a mejor guión -para la propia Nancy Meyers-, lo que pone de manifiesto esa comentada falta de nivel.
El film muestra las desventuras de Jane, una mujer divorciada, madre de tres hijos mayores de edad y propietaria de una panadería. En la ceremonia de graduación universitaria de uno de esos hijos coincide con su ex marido quien, por cierto, mantiene una relación sentimental con otra mujer mucho más joven que él. Ese reencuentro provoca que retomen una historia en principio zanjada que hace que Jane pase de mujer abandonada a amante de su ex marido. Teniendo en cuenta que, a su vez, ella tiene como pretendiente a un arquitecto que está remodelando su vivienda, se forman varios triángulos amorosos que sirven de base a una sucesión de situaciones cómicas. Estrenada simultáneamente en Estados Unidos y en España, ha logrado en su primer fin de semana de exhibición en Norteamérica una recaudación que ronda los veinte millones de dólares, así como el cuarto puesto en el ranking de taquilla.
Junto a la siempre perfecta Meryl Streep –cuya mera presencia tendría que ser motivo suficiente para acudir a las salas de proyección- actúan el anteriormente citado Steve Martin, visto recientemente en las dos últimas entregas de La pantera rosa y en Doce en casa y su continuación (Doce fuera de casa) y Alec Baldwin, actor bastante irregular que, pese a esta consideración, puede presumir de meritorias interpretaciones en algunos títulos tan notables como La caza del Octubre rojo, Infiltrados o El buen pastor.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

AVATAR

El género de ciencia ficción y, con él, muchos subtipos con los que está relacionado (fantástico, acción…) necesita personajes y situaciones que conecten con el público de una forma especial para lograr traspasar la difícil barrera que delimita un mero producto comercial de un título de éxito que marca a generaciones de espectadores y se convierte en un referente clásico para la posteridad. Las razones por las que sagas como Star Wars o Star Treck alcanzan un status casi de religión para millones de seguidores sólo se comprende yendo más allá de los efectos especiales o de la cuidada producción. Hay algo, de explicación nada sencilla, que consigue impactar para siempre a quienes contemplan estos filmes. Ocurre lo mismo con los superhéroes de cómic. El que uno en particular sea nuestro favorito, sigamos sus aventuras desde la infancia y continúe cautivándonos cuando alcanzamos la edad adulta, tiene su explicación en esa especial conexión entre el personaje y su seguidor. Una correcta realización no es el elemento más relevante, aun siendo esencial en este tipo de largometrajes, y no basta por sí sola cuando se aspira a esa cota tan elevada de identificación.
El realizador canadiense James Cameron es indiscutiblemente el profesional por excelencia cuando se trata de acción y ciencia ficción. Responsable de las dos primeras entregas de Terminator, de la segunda parte de Alien, de Abyss y de la oscarizada -y sobrevalorada- Titanic (tres de las once estatuillas que obtuvo fueron a parar a manos del propio Cameron) representa al artífice que domina los efectos especiales, la digitalización y cualquiera de los aspectos relacionados con la técnica cinematográfica. Como era de esperar, Avatar es impecable desde el punto de vista de la realización. Además, el formato 3D ayuda al asombro del espectador con el espectáculo visual que ofrece y, con toda seguridad, será digna merecedora de infinidad de premios en las diversas categorías a las que opte gracias al buen hacer de sus técnicos, reflejado en cada detalle del proceso de elaboración de la cinta. La pasada semana se dieron a conocer las nominaciones a los Globos de Oro y es candidata a los galardones de mejor película dramática, mejor dirección, mejor canción y mejor banda sonora.
No obstante, la carencia de personajes emblemáticos y de diálogos inolvidables no invita a pensar que su influencia trascienda a las futuras generaciones como hicieran otros largometrajes similares en décadas anteriores. Desde luego, en mi caso particular no ha habido conexión alguna y a quien aspire a algo más que a un cúmulo de estímulos visuales de gran calidad puede resultarle incluso pesada, ya que más de dos horas y media con unas gafas para ver en tres dimensiones terminan por pasar factura. En todo caso el éxito de taquilla está asegurado, como se deduce de los doscientos treinta millones de dólares recaudados a nivel mundial en su primera semana de proyección. A este ritmo, la fuerte inversión superior a los doscientos sesenta millones terminará por recuperarse en un corto espacio de tiempo.
La historia está protagonizada por un marine condenado a vivir en una silla de ruedas que resulta seleccionado para participar en la expedición a un planeta lejano donde se extrae un mineral indispensable para el futuro energético de la Tierra. Como allí la atmósfera es irrespirable se crean unos híbridos entre los habitantes de ambos planetas. Los humanos podrán dirigir con sus mentes a esos seres de nueva creación y, por esta vía, el soldado lisiado podrá volver a caminar, a vivir nuevas aventuras e incluso a enamorarse. Ante semejantes premisas la fantasía está garantizada.

jueves, 17 de diciembre de 2009

EL ERIZO

El Festival Internacional de Valladolid, menos conocido y relevante que otros certámenes que se celebran en nuestro país es, sin embargo, el que año tras año proyecta el cine de mayor calidad. Gracias a él terminan por llegar a nuestras pantallas determinadas cintas que, de otro modo, tendrían muy difícil salida comercial, a pesar de contar con un nivel artístico meritorio. En la edición de 2007 se pudo visionar la película del director de Hong Kong Wong Kar-Wai My Blueberry Nights, que contaba con excelentes actores como Jude Law, Rachel Weisz, Natalie Portman o la cantante Norah Jones. Este año el largometraje El erizo ha obtenido tres premios: el del público, el de la juventud y el de la mejor banda sonora. Basado en la novela de Muriel Barbery “La elegancia del erizo”, un auténtico best-seller en Francia, está dirigido por la debutante Mona Achache, quien se ha encargado igualmente de la elaboración del guión.
En él se narra la historia de tres personajes. El primero es una niña de once años que vive en un hogar que no le gusta en absoluto y que, convencida de que le espera un futuro desolador, decide suicidarse el día de su duodécimo cumpleaños. Su familia, un arquetipo de la burguesía francesa producto de los turbulentos años sesenta en Europa, se ha aburguesado hasta tal punto que se limita exclusivamente a cuidar las apariencias, obsesionada por la imagen que proyecta. Un ocupado padre, político de profesión, y una madre depresiva adicta a los medicamentos, empujan a la menor a desarrollar una inteligencia y una madurez que apabullan a sus progenitores, quienes la tratan como a un ser extraño. El segundo es la portera del edificio familiar, uno de los más lujosos de París. Se trata de una viuda cercana a la vejez que sufre, entre la amargura y el desaliño, una existencia poco propicia. La situación comenzará a cambiar con la llegada del tercer personaje, un maduro japonés que se muda a uno de los apartamentos y que influirá en niña y adulta de forma definitiva. En El erizo se aprecia cierta fascinación por la cultura nipona, tendencia habitual en otras vertientes de la cultura en lengua francesa – como, por ejemplo, la muy recomendable obra literaria de la belga Amèlie Nothomb-.
Esta narración pausada combina con éxito una feroz crítica a la sociedad acomodada y elitista del actual mundo occidental y un relato intimista y conmovedor sobre el universo de tres seres aparentemente distintos pero que interconectan profundamente. Con constantes alusiones a la literatura y al cine, lo que en principio parecía un drama de personajes profundamente infelices termina derivando en un film salpicado por buenas dosis de emoción, aunque su impactante final les devuelva a la cruda realidad.
Los actores que conforman el reparto son poco conocidos para el gran público. Probablemente el más reconocible sea el japonés Togo Igawa, intérprete de algunos títulos relevantes de la industria norteamericana como Eyes Wide Shut, El último samurai o Memorias de una geisha. Por su parte, la polifacética Josiane Balasko goza de gran popularidad en el país vecino gracias a sus trabajos como actriz y realizadora (Felpudo maldito, No todo el mundo tiene la suerte de tener unos padres comunistas.). En definitiva, nos hallamos ante una muestra más del buen momento por el que atraviesa la cinematografía gala. Baste recordar que en los Premios del Cine Europeo que se acaban de entregar el pasado fin de semana la cinta más nominada ha sido Un profeta, cuyo cabeza de cartel Tahar Rahim se ha alzado con el premio al mejor actor en esta edición.

jueves, 10 de diciembre de 2009

SPANISH MOVIE

El subgénero cinematográfico denominado “spoof movies” está integrado por parodias en las que, normalmente, se caricaturiza tanto a películas como a personajes famosos. Este fenómeno procede de Estados Unidos, país en el que el género de comedia está en franca decadencia o, cuando menos, ya no posee la frescura ni la originalidad de antaño, resultando cada vez más difícil encontrar una cinta norteamericana de calidad. En los últimos años han sido varios los largometrajes que han triunfado en las taquillas ya que, verdaderamente, la parodia ha relegado a la comedia a un segundo plano. El actor Mike Myers colocó las entregas segunda y tercera de las aventuras del desternillante agente Austin Powers a los primeros puestos de recaudación, embolsándose unos trescientos millones de dólares en su carrera comercial. Pero probablemente sea Scary Movie, que encara ya su cuarta parte y que, sorprendentemente, obtiene notables ingresos cada vez que retorna a la pantalla grande, la saga más representativa de este tipo de cine.
Si existe un actor al que se identifica absolutamente con el humor más disparatado, ése es Leslie Nielsen, intérprete canadiense que ha protagonizado desde Atrápalo como puedas hasta Aterriza como puedas pasando por Espía como puedas y sus incalificables secuelas. Esta filmografía refleja a la perfección lo que es una “spoof movie”: parodiar de manera tan sencilla como absurda una serie de situaciones, personas o cosas que resulten conocidas en cualquier sociedad. Obviamente, la clase de público al que van dirigidas es muy concreto a juzgar por los beneficios que generan, y no precisamente reducido. Quienes acuden a ver estos productos saben de antemano que le van a gustar o que le van a horrorizar, en función de sus pretensiones. Por ello, lo mejor que se puede decir de estos filmes es que son previsibles y que no engañan a sus espectadores.
Se da la circunstancia de que, lo que en principio eran producciones exclusivas del mercado estadounidense, encuentran ahora su réplica en la cinematografía de nuestro país con esta Spanish Movie, un proyecto en el que también participa el ya citado Leslie Nielsen engrosando su extenso currículum en el género pero cuya realización técnica y artística es plenamente española. Su realizador, el barcelonés Javier Ruiz Caldera, debuta en la dirección con esta película encargada de presentar en tono jocoso títulos tan relevantes de nuestro cine como Los otros, Mar adentro, El orfanato, Volver o Alatriste, entre otros. Bordeando la difusa línea que separa la burla de la caricatura sana, lo cómico de lo absurdo, lo gracioso de lo grotesco, Spanish Movie puede recomendarse a quienes se saben partidarios de este particular sentido del humor.
Son muchas las caras conocidas que forman un extenso reparto proveniente en su mayor parte del medio televisivo. Destacan las interpretaciones de las actrices Michelle Jenner (Los hombres de Paco), Silvia Abril (La familia Mata, La que se avecina) y Alexandra Jiménez (Periodistas, Los Serrano) y, en el apartado masculino, de los componentes del hilarante grupo manchego Muchachada Nui, Joaquín Reyes (La hora chanante, Camera café) y Carlos Areces (Plutón B.R.B. Nero). Otros rostros populares como Chiquito de la Calzada, Andreu Buenafuente o Joselito ponen su granito de arena con sus propios cameos.

viernes, 4 de diciembre de 2009

PARAMORMAL ACTIVITY

En ocasiones resulta frecuente hablar de las recaudaciones de las películas pero no lo es tanto analizar esos datos desde el punto de vista de su rentabilidad, aunque lo normal es que las cintas que al finalizar cada año ocupan los primeros puestos en atención a sus ingresos en taquilla sean, a su vez, las que han recibido una mayor inversión por parte de los productores. En algunos casos se produce el milagro y con la mínima inversión se consigue la máxima recaudación. Un ejemplo muy conocido lo constituye Rocky (1976) que, con un gasto de apenas un millón de dólares, obtuvo más de cien sólo en el mercado norteamericano, logrando además el Oscar a la mejor película. Aún más significativo resultó el fenómeno de Star Wars un año después, ya que dio origen a una saga que, de once millones dólares iniciales, terminó recaudando ochocientos millones a nivel internacional por el concepto de ingresos directos en taquilla.
Cuando esa rentabilidad desorbitada se produce incluso fuera de la propia industria, es decir, cuando parte de personas amateurs que alcanzar gran éxito y repercusión mediática fuera de las productoras, todavía resulta más inusual. En el año 1999 El proyecto de la bruja de Blair recaudó doscientos cincuenta millones de dólares tras una inversión previa de apenas sesenta mil gracias a una realización poco convencional fruto del talento de uno jóvenes aficionados que se lanzaron a la aventura de hacer cine. Ahora se repite la misma historia con esta Paranormal Activity, acreedora del presupuesto posiblemente más bajo de un estreno mundial exhibido en miles de salas, concretamente quince mil dólares que se han transformado en más de cien millones tras su paso por las salas de proyección estadounidenses. Para entender esta situación resulta imprescindible valorar la tremenda influencia que tiene Internet hoy en día para la divulgación y promoción de cualquier creación artística. En realidad, el film se rodó hace dos años a lo largo de una semana y en un plató que era la propia casa de su director. El resultado comenzó a difundirse a través de la red y, sin ninguna explicación aparente, la página web de la película recibió más de un millón de visitas. A partir de ese momento, las grandes productoras comenzaron a barajar la posibilidad de trasladar a la gran pantalla un producto que, en circunstancias normales, ni siquiera hubiese tenido posibilidades de editarse directamente en formato DVD.
Paranormal Activity es terror en sentido estricto. Una pareja se muda a una casa habitada supuestamente por una presencia que les impide dormir por las noches, así que el protagonista compra una cámara de video para grabar lo que ocurre en la oscuridad. La evidente falta de calidad técnica y artística se solventa merced a la facilidad de cierto público para sugestionarse con el horror reflejado en las imágenes. Todo ello, unido a la repercusión mediática de un fenómeno incontrolado transmitido al margen de las grandes campañas de publicidad, es lo explica un resultado tan sorprendente. Indiscutiblemente, nos hallamos ante un fenómeno más sociológico que cinematográfico. Se trata del debut de su realizador Oren Peli quien, además, ejerce las funciones de productor, guionista, montador y director de casting y cuyo éxito le ha abierto de par en par las puertas de la industria del cine. Ya prepara para 2010 su segundo trabajo con el título provisional de Área 51. Habrá que esperar prudentemente para saber si su destino será el mismo que el de los responsables de El proyecto de la bruja de Blair que, tras su inesperado bombazo, cayeron en el olvido y desaparecieron de la escena profesional tan fugazmente como llegaron a ella.