jueves, 1 de octubre de 2009

EL SOPLÓN

El realizador norteamericano Steven Soderbergh ha logrado compaginar con éxito una doble trayectoria profesional. Considerado un referente dentro del denominado cine independiente, participa al mismo tiempo en destacados proyectos financiados por las grandes productoras de Hollywood como si de un director plenamente afincado en la industria se tratase. Aúna reconocimientos y galardones por sus intervenciones en filmes más minoritarios con la misma facilidad que grandes éxitos de taquillas gracias a otros largometrajes plagados de estrellas. Es capaz de rodar tanto una película de claros tintes reivindicativos y políticos como otra de puro y simple entretenimiento que obliga a soportar largas colas para adquirir las entradas y las correspondientes bolsas de palomitas. Para lograr objetivos tan diversos es imprescindible contar con una maestría especial a la hora de narrar historias y, junto a esa facultad, Soderbergh posee un conocimiento profundo de la profesión, que plasma posteriormente en la gran pantalla a través, no sólo de su faceta de realizador, sino también como productor e incluso director de fotografía, aunque sea bajo el seudónimo de Peter Andrews.
En su filmografía coexisten obras maestras como Traffic -ganadora de cuatro Oscar incluido uno para el propio Soderbergh como mejor director-, largometrajes muy notables como Sexo, mentiras y cintas de video -por la que logró otra nominación a los premios de la Academia de Hollywood y varios premios en el festival de Cannes, e interesantes producciones como Solaris o Un romance muy peligroso. Asimismo acumula éxitos de taquilla (Ocean´s Eleven, Twelve y Thirteen o Erin Brockovich) que le convierten en un profesional versátil. Otros títulos inferiores cualitativamente hablando no empañan esa actitud de riesgo en sus propuestas ni sus intentos de originalidad ni sus dotes de narrador gracias a un hábil lenguaje cinematográfico.
Ahora presenta en cartelera El soplón, una aparente comedia que en realidad coquetea sin disimulo con el drama y la intriga. La trama se centra en un trabajador de una multinacional agrícola que comienza a colaborar con el F.B.I. tras descubrirse que se están cometiendo en su empresa una serie de ilegalidades. El escritor y periodista de investigación del New York Times Kurt Eichenwald plasmó en un libro esta historia real que llegó a “best seller” en Norteamérica. El soplón se acerca estilísticamente a aquellas comedias clásicas protagonizadas por el mítico Jack Lemmon, sensación a la que ayuda la banda sonora del célebre compositor neoyorkino Marvin Hamlisch, ganador de una estatuilla por la música de la inolvidable Tal como éramos, uno de los legados fundamentales del recientemente fallecido maestro Sydney Pollack.
El peso interpretativo recae sobre un Matt Damon convertido ya en el mejor actor de su generación, no sólo por este papel realmente loable sino por una trayectoria que garantiza su pertenencia al grupo de los mejores. Protagonista de la trilogía de Jason Bourne, con diferencia la mejor saga de cine de acción cuya cuarta entrega ya se ha anunciado para el año 2011, ha intervenido igualmente en las muy recomendables Infiltrados, Syriana y El talento de Mr Ripley. A todo ello se añade un Oscar ex aequo con su gran amigo y colega Ben Affleck por el guión de El indomable Will Hunting. Por lo tanto, valdrá la pena seguir de cerca la evolución artística de Damon.

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