viernes, 13 de febrero de 2009

EL CURIOSO CASO DE BENJAMIN BUTTON

David Fincher es, sin ningún género de duda, el cineasta más interesante que ha dado la industria cinematográfica norteamericana en las dos últimas décadas. Toda su carrera profesional gira en torno al género del thriller. En el año 1995 estrenó Seven, que, junto a El silencio de los corderos, es considerada la mejor cinta de suspense de los años noventa. Posteriormente rodó los largometrajes El club de la lucha y La habitación del pánico, demostrando nuevamente su dominio en este tipo de filmes merced a un derroche de originalidad e intensidad narrativa que le convierten en un referente indiscutible en su categoría. Sin embargo, lo mejor estaba por venir y tuvo lugar el año pasado, cuando dirigió Zodiac, auténtica obra maestra que engarza con brillantez todos y cada uno de los elementos imprescindibles con los que debe contar un buen thriller. El hecho cierto de que semejante filmografía no haya recibido los galardones que merece sólo se explica bajo la premisa plenamente aceptada de que la mayoría de críticos y académicos consideran al género de acción como una categoría muy inferior al drama, cuyo dominio abrumador respecto al resto de géneros en todas las ceremonias de entrega de premios resulta un verdadero misterio.
A pesar de todo, la brillantez de este director estadounidense continúa al alza y ahora demuestra ser no sólo un maestro del suspense sino una persona capaz de trasladar su talento a otros estilos. El curioso caso de Benjamin Button es un excelente drama que refleja las vicisitudes de un hombre que nace anciano y, a medida que pasa el tiempo, va rejuveneciendo, hasta que al final de sus días muere como un bebé. Fincher enfrenta al espectador a un auténtico tratado sobre la mortalidad, la temporalidad y el irremediable paso del tiempo desarrollado con el trasfondo de una casi imposible historia de amor entre dos personas que se cruzan en un momento determinado pero que se alejan inevitablemente ya que, mientras él rejuvenece, ella va envejeciendo. Los aspectos técnicos de la película rozan la perfección. Tanto la fotografía como la ambientación, el maquillaje o la banda sonora hacen de ella una gran producción que dentro de algunos años será considerada como un referente cinematográfico clásico.
El único inconveniente reseñable es su excesiva duración (aproximadamente tres horas) y la lentitud de la narración, que contrasta con la intensa acción de los anteriores títulos del director. En compensación, críticos y académicos han dado ahora el visto bueno a este proyecto y han alabado el trabajo de David Fincher premiándole con nada menos que trece nominaciones a los Oscar, cinco a los Globos de Oro y once a los Bafta británicos, entre otros muchos reconocimientos.
Los actores Brad Pitt -Quemar después de leer, Babel, Doce monos-, colaborador habitual del realizador, y Cate Blanchett –Elizabeth, El talento de Mr. Ripley-, ganadora del Oscar a la mejor actriz secundaria por El aviador de Martin Scorsese y nominada en cuatro ocasiones más a la estatuilla de Hollywood, dan vida a la pareja protagonista. Pitt puede conseguir el premio a la mejor actuación masculina principal en la próxima edición de estos populares galardones. Para ello tendrá que superar a Frank Langella, Sean Penn, Mickey Rourke y Richard Jenkins. Por su parte, Taraji P. Henson también puede resultar premiada en la categoría de mejor secundaria por su actuación como madre adoptiva del personaje central de este drama, Benjamin Button.

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