lunes, 21 de julio de 2008

EL INCIDENTE

M. Night Shyamalan nació en la India hace treinta y siete años pero a muy temprana edad se trasladó a Philadelphia, donde surgió su vocación por el séptimo arte y la devoción por su ídolo confesado, el realizador Steven Spielberg, a quien trataba de emular con una pequeña cámara de ocho milímetros que le habían regalado. Muy pronto se decantó por un género cinematográfico a medio camino entre la intriga, la aventura, la acción y el terror. De hecho, de las paredes de su despacho cuelgan los tres carteles de sus películas preferidas: En busca del arca perdida, El exorcista y Jungla de cristal.
En el año 1999 saltó a la fama de manera espectacular tras dirigir la inquietante El sexto sentido, que le proporcionó dos nominaciones a los premios Oscar como guionista y director, logrando un éxito mundial sin precedentes. Un año después repitió con el actor Bruce Willis en El protegido, sensacional cinta que, al igual que su predecesora, alcanzaba unos niveles de tensión muy elevados y un considerable grado de intensidad gracias a un estilo dramático y pausado que rozaba la lentitud narrativa y, en consecuencia, completamente alejado de los thrillers convencionales estrenados en la última década, sometidos en su totalidad a grandes dosis de acción desenfrenada.
Shyamalan siguió utilizando sus señas de identidad en posteriores proyectos, aunque con menos acierto. Señales, El bosque y La joven del agua completan su particular filmografía y le convierten en un original creador que arrastra a un numeroso grupo de fieles seguidores que valoran ese toque personal que le diferencia del resto de sus colegas. Salvando las distancias, es lo mismo que sucedía con el otro gran ídolo del realizador indio, el británico maestro del suspense Sir Alfred Hitchcock, cuya “marca de la casa” resulta más que reconocible y con quien también comparte la manía de reservarse siempre una pequeña aparición en todos sus títulos.
Ahora, con el estreno de El incidente, continúa por la senda de sus anteriores trabajos. La historia cuenta las penurias de una familia que intenta escapar de una especie de epidemia que se extiende a través de varias ciudades provocando una serie de muertes inexplicables. Superado el punto de partida, dos son los problemas que se originan. El primero es que parte de una hipótesis bastante inverosímil que nunca termina de aclararse, con lo que se llega al final de la proyección sin saber exactamente qué ha ocurrido a lo largo del metraje, debido a un guión entre increíble y surrealista. Y el segundo es que los inicios del joven director fueron tan sobresalientes que, cuando rueda un proyecto simplemente correcto, decepciona (y Shyamalan suma ya varios de ellos por debajo de sus posibilidades).
El irregular actor norteamericano Mark Wahlberg encabeza el reparto. Sus mejores actuaciones en Infiltrados –por la que recibió una nominación a la estatuilla de Hollywood al mejor actor de reparto-, La tormenta perfecta o Boogie Nights, se equilibran, por desgracia, con otras menos destacadas como las de The Italian Job o El planeta de los simios versión Tim Burton. El colombiano John Leguizamo le da una réplica correcta, como suele ser habitual en él. En este sentido, cabe recordar su talento interpretativo en papeles como los de El amor en los tiempos del cólera, Moulin Rouge o Atrapado por su pasado.

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